San Rafael y sus Vinos

Mendoza destaca como el epicentro vitivinícola más prominente de Latinoamérica, abarcando un impresionante 70% de la extensión total de viñedos del país. En esta distinción, San Rafael juega un papel crucial, albergando tres rutas vinícolas que se despliegan hacia el sur, oeste y este de la ciudad, entrelazándose con los circuitos de atracciones naturales.

San Rafael ostenta la Denominación de Origen Controlada (DOC), asegurando que los productores cultiven y cosechen la uva bajo estrictas normativas que elevan su calidad, respaldadas por un riguroso control del origen de la producción.

Sorprenda a sus amigos con un vino exclusivo de producción limitada, una joya que difícilmente encontrarán en los comercios cercanos a su hogar.

Desde bodegas modernas hasta históricas, desde boutiques vinícolas hasta champagneras, todos estos establecimientos se entremezclan con olivares y manifestaciones artísticas. Algunos de ellos se convierten en el telón de fondo para la Música Clásica por los Caminos del Vino, un evento que se celebra durante la Semana Santa en toda la provincia.

 

Evolución Vitivinícola

San Rafael se erige como un bastión vinícola, adornado con naturaleza inigualable y atractivos turísticos. En los últimos años, ha logrado desarrollar con éxito su potencial turístico, emergiendo como un destino de turismo aventura.

Recientemente, la actividad vinícola se ha fusionado con el impulso turístico, ofreciendo rutas del vino que se sumergen en la enología.

En la ciudad, múltiples operadores turísticos brindan la oportunidad de explorar circuitos de bodegas, con opciones que van desde medio día hasta jornadas completas.

Cada bodega cuenta una parte de la historia vinícola de San Rafael. Durante el recorrido, se puede apreciar cómo el Ingeniero Julio Ballofet revolucionó el sistema de irrigación y parcelación de terrenos hacia 1870, permitiendo que en 1883, Rodolfo Iselín, pionero y amigo de Ballofet, impulsara la creación de la Colonia Francesa (hoy ciudad de San Rafael), atrayendo nuevos inversores en la actividad pastoril, frutal y vitivinícola.

En la ciudad, los visitantes pueden adentrarse en la bodega de Rodolfo Iselín, aún en funcionamiento, junto a la antigua casona del pionero.

La tradición vitivinícola se respira en las zonas rurales, donde se pueden encontrar vestigios de los vaivenes que afectaron la producción, como la erupción del Volcán Descabezado en abril de 1932 o la histórica batalla contra el granizo que dejó su marca más profunda en la década de los ’80.

Malbec, Syrah, Cabernet Sauvignon y Bonarda son solo algunos de los varietales más distintivos de la región.



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